[No sé como llegamos aquí, no sé si estamos perdidos o si de verdad nos encontramos... no sé.]

Aunque pareciera que muchas veces nos empeñamos en ocultar aquellos productos de nuestra mente [nuestros pensamientos]. Hemos creado un blog para combatir este cruel empeño. Las palabras deben salir, y cualquiera debe poder leerlas. Es posible, sin embargo, que a nadie le interesen, o que incluso, el orden en el que las ponemos sea considerado incoherente o estúpido. Tomamos, aún así, el riesgo de dejarlas ver la luz, descubriéndolas ante cualquier observador que desee urgar a través de ellas, criticarlas, o elogiarlas...


viernes, 17 de julio de 2009

Sin rumbo...

El semáforo dejó de parpadear pocos instantes después que apareció aquella joven. Yo, descuidado -como siempre- quise volver la mirada y delinear su contorno con mis ojos, ver la marca que se le iba formando en el vestido mientras caminaba, sus senos flotando en un sostén casi imperceptible, o sus bragas a punto de reventar. La minuciosa observación a la que se vió sometida debió incomodarla, pues lanzó hacia atrás (hacia mí), una de esas miradas que se vuelven curvilíneas en el infinito, pero que parecieran no ir hacia ningún lado. Deduje que buscaba a su observador, así que desvié la mirada, como disimulando algún mal pensamiento, y empecé a caminar hacia el otro lado de la calle, luego escuche aquel fatal chirrido... beeeee... y el estruendo de mis huesos quebrándose a medida que el metal de aquel bus suavemente se doblaba.

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