De nuevo el viento soplando en mi ventana,
hablando de días que nunca se repiten,
soplando las horas que nunca pasaron,
diciéndome que no estoy muerto,
pero lo estoy, lo sé,
así todo sugiera lo contrario,
estoy muerto por aquel cansancio
que describiera algún portugués,
estoy muerto porque así lo quiero,
y porque así lo quieren otros,
y muerto,
mil veces muerto,
por esta ira incontenible que me ciega,
y que me hace escribir que lo estoy,
porque deseo huir de este estado,
y no quiero intentarlo,
y me repito, quiero estar muerto!
Pero sigo ahí,
caminando entre la bruma,
buscando a tientas un camino que no existe,
con mil lanzas clavadas en la espalda,
con mil ojos observándome,
tras la sombra de mefisto,
la pluma de Dante,
o los ojos de Goethe,
sigo buscando una pregunta,
una sóla,
que tenga respuesta...
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