El tiempo se detuvo conmigo en mi cama,
y avanzo desnudo en mis sueños.
afuera la habitación vigilaba,
allá,
golpes de puerta,
pordioses,
quejas -pero no era Ruben-
adentro una lágrima,
entonces voy,
escucho el Romance que un día tocaron tus manos,
y tan sólo,
me piden una comida decente.
Segundo día.
Esta noche son Porfirio, León y Valdés;
quienes me invitan y me llevan al retiro de pavura,
escapo junto a ellos,
a los vientos ineluctables,
a los días fugitivos,
y a los definitivamente muertos,
en busca del cuervo y de los adióses a Fili.
En busca de tu rostro.
pero nuevamente,
apremia el hambre,
el reclamo no da espera
-el compromiso no da espera-.
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Es difícil, pues, determinar quien tocó el Romance, o quien pide la comida decente, si son el mismo, o si son diferentes, o incluso si alguno de los dos existe.
ResponderEliminarHarán, acaso, parte de una irrisoria fantasía, o son un mismo ser que a la vez te hiere y te exalta?
... bueno, dentro del ejercicio de escribir, especialmente poesía: (1) El lenguaje directo hace que se pierda la esencia de lo que quiere con la comunicación y hace que el escrito pierda sorpresa; (2) Quedarse en la descripción superficial de la situación es realmente malo, debe ser un ejercicio de soñar y despegar de la realidad, es decir, ser buen escritor (esp. poesía) es proseguir con la mirada puesta en los detalles, esto último hace que el ejercicio sea delicioso; (3) No se percibe mucho el alma de lo que escribe y necesita un poco más de ilación de las ideas, al final irrumpe demasiado en la monotonía.
ResponderEliminarQue irrelevante querer saber si existieron... pues si están plasmados allí la respuesta es obvia .. sí existen
ResponderEliminarPero acaso de su existencia conjunta no depende el resultado final del dilema que el escrito plantea? acaso no cambia las cosas si uno de los dos no existiese, y en realidad fuese producto de...
ResponderEliminarBah, bueno, aún existir en el mundo de las ideas, ya es existir...