Sigo leyendo -en silencio- tu alma entre las lineas de un libro, y veo mis manos, en las que dejaste impregnado sin saber porqué, sin saber como lo hacías, pero sin olvidar que lo hacías, un corazón mutilado por la desesperanza y la cobardía.
Y se debate mi alma, entre una cosa y otra, una vez, cada vez, todas las veces.
y continúa mi danza solitaria, en apretadas espirales, en círculos que menguan, aturdidos se contraen.
Sigo en mi danza precaria, intoxicada por imágenes difusas, etéreas, confusas y otras diáfanas, que apuñalan y se clavan y se incrustan... en lo profundo se arraigan.
Así buscando al ser que huye de mi ser, a ser quien no soy yo, a poseer lo que no me pertenece, a deleitarse en aquellos paraísos que se incrustan en la absurda realidad, en la ensoñación... me pregunto, porque somos tan móviles, tan sórdidos e intrincados, tan lúcidos y sin embargo, tan estúpidos.
Sigo buscando la lógica de un ir y venir.
Pero aún no despierto.
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