sábado, 21 de noviembre de 2009
Carmesí
Beso, con fervor, aquellos labios suaves que no son los tuyos, los rozo con mis nerviosos dedos, y siguen ahí enfrente, como queriendo decirme algo. Algo dirán, en algún momento, lo sé, pero no me importa. Me he libertado, grito, a los cuatro vientos (como diría el cursi), y corro en círculos, agitando las manos, como queriendo estallar de alegría. No estallaré. Me recojo sobre el suelo y miro hacia el cielo, como si creyera que algo me va a despertar. No despertaré. No estoy dormitando. Sin embargo, es una paz la que me embriaga en ese momento. Inexplicablemente.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario