Son veinticinco,
los que me acompañan,
pero parecen mil,
hablan como mil,
piden como mil...
No puedo escucharte, [no me dejan].
[Aunque gritaras
pero sé que no lo haces]
Tal vez porque no me hablas,
tal vez porque soy torpe [y no entiendo],
no importa [antes he dicho]
no importa -ni te importa,
porque mientras tu lloras,
yo bebo un vino,
hecho de tus lágrimas,
y me embriago,
y gozo con la impresión
que sus gotas dejan en mis labios...
y olvido tu nombre... y olvido tus señas
[no más las mías]
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