[No sé como llegamos aquí, no sé si estamos perdidos o si de verdad nos encontramos... no sé.]

Aunque pareciera que muchas veces nos empeñamos en ocultar aquellos productos de nuestra mente [nuestros pensamientos]. Hemos creado un blog para combatir este cruel empeño. Las palabras deben salir, y cualquiera debe poder leerlas. Es posible, sin embargo, que a nadie le interesen, o que incluso, el orden en el que las ponemos sea considerado incoherente o estúpido. Tomamos, aún así, el riesgo de dejarlas ver la luz, descubriéndolas ante cualquier observador que desee urgar a través de ellas, criticarlas, o elogiarlas...


martes, 6 de octubre de 2009

Mefisto

Me figuro que el rostro que observo no es el mío. Sea, tampoco el tuyo, o el de cualquiera que hubiese visto con antelación. Es un rostro blanco, aunque no pálido. Parece un lienzo que nunca se usó. Sus labios son delgados, y sólo ligeramente rosados. Párpados apagados, que parecen nunca abrirse. El ojo, sin embargo, es extraña y completamente negro, desorbitado, e inexpresivo. Me observa, pero no con el suficiente detenimiento. No piensa, sólo me examina de arriba a abajo, como si buscara alguna seña particular. Por momentos, parece encontrarla y se detiene, pero de inmediato sigue moviéndose en círculos, en línea recta, en óvalos, o erráticamente. Ahora no parece tener destino, no busca nada, sólo quiere registrar detalles. Lo hace y finalmente se detiene.

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