Redonda, gigante, naranja,
o tal vez un poco amarillenta,
arriba al este,
cual infantil artilugio
[subterfugios que algún errante
o falso poeta ha usado
para conquistar algún
fútil placer]…
Vale por una,
o por mil y una,
por las de Stevenson,
que son las nuevas,
o por las viejas,
da lo mismo,
si son árabes, aún…
Vale por la de Legrís,
[barba o pipa]
por el del muerto
[silencio o tiempo]
por el de Rimbaud,
siempre ebrio,
o por cualquier vocal,
viva o muerta: ¿qué más da?
vale por un grito,
o por una disculpa,
una explicación
o una mentira…
vale, no importa,
lo que quieras,
o lo que yo quiera,
o no vale, si no quieres,
y vale,
así no quieras…
Imposible no hablar de ella,
imposible no ver su cara,
redonda y oculta
tras un velo de aire denso
[velo de nubes negras]
imposible no querer comerla
[dos deliciosos mordiscos
por la izquierda,
y relamerla
por la derecha]
imposible no hablarte sobre ella,
no mostrarte su imagen,
o su belleza,
imposible no querer,
caminar sobre ella…
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