ni la imagen que yo era,
ni el que fui,
o el que seré,
no veo tus ojos, junto a los míos,
ni tus labios,
y no veo tus manos,
buscando a tientas las mías,
pero ahí está ese demonio,
que me persigue,
demonio o ave,
negra,
o del color de las nubes
durante la noche,
dentro del purgatorio,
[ese de Dante]...
ahí está, alejándote...
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