[No sé como llegamos aquí, no sé si estamos perdidos o si de verdad nos encontramos... no sé.]

Aunque pareciera que muchas veces nos empeñamos en ocultar aquellos productos de nuestra mente [nuestros pensamientos]. Hemos creado un blog para combatir este cruel empeño. Las palabras deben salir, y cualquiera debe poder leerlas. Es posible, sin embargo, que a nadie le interesen, o que incluso, el orden en el que las ponemos sea considerado incoherente o estúpido. Tomamos, aún así, el riesgo de dejarlas ver la luz, descubriéndolas ante cualquier observador que desee urgar a través de ellas, criticarlas, o elogiarlas...


sábado, 31 de julio de 2010

Día

Y siguen pasando,
aquellos tiempos,
frente a mis ojos,
aquellos tiempos,
en que solía mirarte,
austera y plácidamente,
durante horas,
sólo por el deleite de mirarte...

Siguen pasando,
sin que te des cuenta,
mientras, inevitablemente,
me alejo, hundiéndome,
siguen pasando,
mientras tu también te hundes,
pero de mí lejos,
lejos toda aquella joya falsa,
como decía el de la pipa,
el loco,
el de la barba gris...

Siguen pasando,
frente al mismo amarillento queso,
que se transforma todos los días,
que cada día pierde un gran trozo,
siguen pasando,
mientras desaparece,
y quedo en el aire,
sin lugar para caminar,
y caigo...

Siguen pasando,
mientras tus olvidos,
son más frecuentes,
y mi orgullo más pesado,
-o más estúpido-
y mientras esa pesadez tuya,
termina por contagiarme,
por invadirme,
por absorberme...

Siguen, siguen...
sin que me de cuenta,
de cuántas estupideces,
día tras día,
cometo a causa tuya,
o a causa mía...

Ayer, sólo ayer,
muy de noche,
mientras solitario caminaba...

jueves, 29 de julio de 2010

Nuevo

Y vuelve mi mente a poblarse de esa bruma espesa que al mismo tiempo elimina la claridad, y la seguridad. De nuevo me doy cuenta que no soy quien digo, o que soy otro, o cual es lo mismo. De nuevo estoy errando por un camino, solitario, y sin destino. De nuevo, grito a aquel desmirriado hombre que pasa al lado mío. De nuevo, quiero gritarte, o susurrarte al oído, de nuevo me arrepiento, de nuevo me decido. Otra vez, una vez más, tiro todo al olvido, aunque da lo mismo, porque ya todo he perdido.

Logro sacar de mi mente algunas ideas, vacías, y me doy cuenta de aquello que nunca quise ver -hasta ahora, probablemente- y que, termina haciendo de todo una fútil pérdida de tiempo, un fracaso, un olvido o una mentira. Ah, y de nuevo aquella palabra, o todas, o tu misma, o todo lo que sé de ti, o lo que no, o lo que sabré: una mentira.

miércoles, 28 de julio de 2010

Errado

Entrego, al límite de la locura, la última sensación que me queda. Sea, no diré cuál es, tal vez por cobardía, o por orgullo, o por una mezcla entre ambas. Mezcla que termina por confundirme, y no dejarme saber qué siento. No es relevante, simplemente, y no debería ser motivo de preguntas, pero ya qué, da igual, sólo escucho aquellas notas que se deslizan dentro de mis oídos, con la voz de algún desconocido que las toca, con su voz, o con algún instrumento cuya naturaleza no logro identificar. A veces, miro todo en retrospectiva, y me doy cuenta que no sólo no es nada lo que entiendo, sino lo que he aprendido, y es nada lo que contiene el resumen de las palabras que escucho de ti, o que alguna vez creí escuchar. Ya pasó el día, en que te dije tantas cosas, o en que pretendí decírtelas con los ojos. Nunca supiste leerlos, lo sé, y tampoco supiste encontrar las palabras para continuar mi conversación. Nunca, y es lamentable. Al final, supongo, se siente esa suerte de vacío inexplicable a pesar del cual podemos levantarnos todos los días a la misma hora, a tomar un buen café, y a ver el humo de un cigarrillo hacer formas extrañas frente a nuestros ojos.

martes, 27 de julio de 2010

Partido

División, estado del vacío, o encuentro fúnebre con aquel que no habla, o con los que nunca escuchan. Tercos. Siempre lo mismo, y suelo repetirlo, tantas veces como suene divertido, y hasta que suene aburrido, o hasta que me canse de hacerlo, o de decirlo. Cinismo. Pero y ¿acaso importa, que tus ideas sean un gran papel blanco en el que no se me permite escribir?, ¿o que sean una de esas reliquias de museo escondida tras un cristal impenetrable? me pregunto, ¿acaso te das cuenta de que sigo detrás de una sombra que ya parece esfumarse, y que incluso -creo que podría decirlo- no es esa sombra sino la huella que esa sombra dejó, o que dejaron tus pasos?

No, no importa, porque tampoco me doy cuenta de dónde dejé mi sombra, o dónde dejé a los que caminaban conmigo, o a los que me escuchaban. Ya no sé, y supongo que tampoco puedo, devolverme y gritarme: Imbécil. Pero nada pierdo con intentar. No consigo un cambio, sin embargo, por más que me esfuerzo. Y sigo pretendiendo que puedo encontrar una solución, o tal vez sólo pretendo que pienses eso. Eso es. Y cada vez, bajo más, o subo más, vertiginosa y dolorosamente, sin que te importe...

Decido

Y de nuevo, punto en el vacío. Final o inicio, da igual, como siempre. Punto blanco en el cielo rodeado de nubes y perfectamente redondo, con un velo blanco, casi brillante alrededor. Luego un círculo rojizo en redor, y miles de palabras, fútiles que se van al viento. No las escuchas, lo sé, y no parece importarte. Sólo me tomas de la mano, por esa suerte de inercia que te transmite mi caminar, o el impulso de mi mano a tomar la tuya. Sólo dejas que te lleve, sin siquiera pensar si sientes, o si yo siento. ¿Dónde estás?, pregunto, desesperadamente. Nunca has estado, escucho musitar una voz dentro de mí. Nunca has estado.