Nunca recordé qué llegué a escribir en aquel papelillo, pero alguna respuesta debí tener de su parte... o tal vez la tendré.
viernes, 29 de enero de 2010
En efecto...
Sí. Concluí. No estaba preparado tal vez, para aceptar tal fracaso, pero tenía que hacerlo. Corrí inútil y desesperadamente, tratando de despejar mi mente, pero cada vez mas oscuros, mis pensamientos fueron hundiéndome en una intensa y cruel batalla entre mi orgullo y mi honestidad. Miré sus ojos, tratando de que me dijesen algo, pero todo fue inútil. Miraban fijamente al horizonte, donde no me es permitido ir. Se iba a ir, no sé para dónde, y no sé con quién. Me senté en la ventana, sobre el blanco borde, horizontalmente, entre el vacío antejardín y su casa, como si quisiera concentrarme en un par de pensamientos. Imposible. Tomé, entonces, un poco de valor y entre sus manos puse un papel, con dos o tres de mis palabras. Luego, huí.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario